«Eso la gente no lo va a entender…». No os podéis hacer una idea de la de veces que he oído esta frase durante mis años en agencias de publicidad. Frase que resulta imposible de rebatir y que termina, irremediablemente, convirtiéndose en la sentencia de muerte de la idea que se estuviera barajando. Pero lo peor de esta frase es que no es patrimonio exclusivo de directores de agencias de publicidad, no. Es patrimonio universal.
Vivimos en un mundo en que todo tiene que ser evidente. Claro. Libre de metáforas. Y bajo este concepto cualquier cosa que quede a la libre interpretación del observador queda automáticamente vetada. Como muestra, un botón… bueno, dos:
La frase «eso la gente no lo va a entender» estuvo presente durante el rodaje de la película y quedaron pruebas evidentes en ella.
Alguien dijo que ese cartel «la gente no lo iba a entender» y tuvieron que cambiarlo en el último instante.
Si os fijáis en la publicidad veréis cien mil ejemplos más. Nadie quiere arriesgarse a que su mensaje no sea comprendido o, aún peor, sea malinterpretado. De ahí que nos estemos convirtiendo en una sociedad aborregada, que se queda en lo evidente y que no piensa porque no hay un motivo. Esto hace que cada vez seamos más burros y tengamos la capacidad de raciocinio bloqueada.
¿No me creéis? Pues probad a usar la ironía en Twitter y flipad. Por ejemplo:
Cuando lleguemos a 200.000 followers vamos a sacrificar un gatito en honor a todos vosotros.
— Libro de Notas (@LibrodeNotas) 18 de marzo de 2013
No os podéis imaginar la cantidad de unfollows que tuvieron.
Si lo que yo os diga…