Hace mucho mucho tiempo, en una época en la que compraba discos, llegué a llevarme alguno sólo por su portada. Por su diseño. El hecho es que la mayor parte de las veces el contenido era coherente con el continente. Otras no, claro.
Bajo este particular, si observamos detenidamente esta colección del horror, este homenaje visual al espanto… ¿a alguien le entrarían ganas de escuchar alguno de estos discos? A mí ni de coña.
Visto en paralelo 40, que es quien tiene la culpa del hallazgo. Yo soy inocente.