Hace diez años, un grupo de pacientes tailandeses impugnó por primera vez la patente de un medicamento. En concreto la didanosina, creada para tratar el VIH. Con ello logró que los tribunales anulasen la patente por considerarla injusta e injustificada. De hecho, como dice Michelle Childs, de Médicos Sin Fronteras. “Es un mito que todas las solicitudes de patentes presentadas son válidas. Si se mira con detenimiento, una solicitud de patente puede no cumplir con uno o más de los requisitos legales exigidos”.
Para lograr controlar el contínuo intento de las farmaceúticas de patentar cualquier cosa, MSF ha creado esta web: patentoppositions.org. Desde ella «la sociedad civil y grupos de pacientes en los países en desarrollo puedan impugnar patentes farmacéuticas injustificadas» [+].
Espero que sea el primer paso para terminar con casos como este.