
Normalmente sobran las palabras a la hora de referirse a un fotógrafo. Basta con ver su trabajo para saber algo sobre su forma de ver la vida o lo que piensa. También para saber si es bueno o un petardo. En el caso de Michael Kenna las palabras son aún más innecesarias, si cabe. Una sola de sus fotografías basta para quedarse con la boca abierta un buen rato. Y lo «peor» del caso es que tu trabajo es extenso. Puedes estar un buen rato con la misma cara de idiota mientras te paseas por las secciones de Japón, la central eléctrica de Ratcliffe… Todo, absolutamente todo es insultantemente brillante.
Mil gracias Leno por «presentármelo». Te debo unas cuantas ya.
Comentarios
Una respuesta a «Michael Kenna»
La verdad es que yo tamiben he quedado fascinado con el trabajo de este fotografo. Recientemente he tenido la oportunidad de ver una exposición y es increible.