
El otro día me estuve leyendo un sucedáneo de revista de conductores que tiene mi padre en casa. La típica lectura recomendable para «sacar lo mejor de uno mismo». En fin que me sorprendió bastante una noticia sobre radares. Decía el artículo en cuestión que más del 70% de los radares que se instalarán en los próximos 3 años se encuentran en puntos de escasa siniestrabilidad.
Se supone que la teoría del por qué de la instalación de radares es, precisamente, la de regular la velocidad en sitios dónde se producen accidentes. Y entonces ¿por qué no los colocan dónde hacen falta? ¿Acaso es una medida para recaudar? ¿Qué interesa más, hacer caja o evitar que haya más muertos?
Me parece que es un tema demasiado serio para que la gente se lo tome a guasa, y, en este caso, se deben estar escojonado de la risa los que fijaron los puntos de control. Es increíble.
Si ellos no conocen los «puntos negros» de las carreteras, que les pregunten a los lugareños que seguro que les contestan con mucho gusto.