Ilustración cortesía del amigo Antiheroe.
«La culpa es de G. que siempre me está chinchando. No será que no se lo he advertido veces…» – dice I.
Desde que I. llegó al colegio ha hecho lo posible para hacer que la vida de G. sea un infierno. Y eso que entró recomendado porque no tenía plaza. De hecho fue por orden de «los de arriba» por lo que «comparte» pupitre con G. Pongo comparte entre comillas porque el día que llegó ya le quitó la mitad del espacio que tenía G. sin pedir permiso a nadie. Y desde entonces se encarga de que G. no pueda nunca comerse el bocata que le roba sistemáticamente, como los bolis, estuches y cualquier cosa que considere que no le pertenece.
En definitiva, I. es un abusón. De los de toda la vida. De esos que se pasean como gallitos en el patio del recreo. A esos a los que el resto de compañeros suelen hacer la ola, no se sabe si por miedo o porque siempre es más sencillo ir con el más fuerte. Lo diferente en el caso de I. es que los profesores, padres del APA y demás adultos, se dedican a reirle las gracias y a mirar para otro lado cuando éstas dejan de ser graciosas.
Un ejemplo claro se puede ver estos últimos días. I. se ha vengado de G. a ritmo de paliza diaria porque G. ha estado pinchándole con un lápiz en la cola al entrar en clase y le ha dejado chinchetas en su silla mientras no miraba. Ahora G. debería estar en la enfermería recibiendo toda clase de atenciones e I. tendría que estar en el despacho del director dando explicaciones de sus actos y prometiendo que no volverá a pasar. Pero no es así. I. se sigue paseando orgulloso por el patio (tiene amigos influyentes, dicen), los profesores se miran los pies y el APA no dice nada. Eso sí, los compañeros de G. empiezan a ponerse de acuerdo para «hacer justicia» por su cuenta y darle su merecido a I…
Veremos cómo termina todo ésto.
Comentarios
5 respuestas a «El abusón»
Acabo de ver un corazón en el frenadol y me lo he bebido. Soy lo peor.
Ya sabe, cuando quiera más bidujos, pídalos, lo haré con sumo placer.
Lo más triste es que esto se repetirá una y otra vez, y lo peor es que la gente, como mucho, se indignará cuando algún periódico saque las bestialidades del crío, y, con suerte, el niño maltratado tendrá alguna posibilidad de librarse de esa infancia desastrosa.
pero tampoco G no debe jugar con petardos en el pupitre de I, ni tirarselos
;)
Me alegro de que aun haya gente, a las que les parezca una atrocidad los crímenes que se hacen en nombre de la justicia.
Gracias por ser uno de ellos.
El final es el de siempre, G acabará suicidandose, I ocupará algun puesto de importancia en el futuro,los profesores hablarán en bpz baja y recitarán que la sociedad es la culpable y mientras tanto.. la vida sigue. Que lastima no ser Dios