Días con mi padre por Phillip Toledano


Philip Toledano:

Mi madre murió de repente el 4 de septiembre de 2006.

Después de su muerte, me di cuenta de lo mucho que me escondió el estado mental de mi padre. No llega a tener alzheimer, pero no tiene memoria a corto plazo y se encuentra perdido a menudo.

Le llevé al funeral de mi madre y al entierro pero, al llegar a casa, me preguntaba cada 15 o 20 minutos dónde estaba mi madre. Yo le explicaba cuidadosamente que había muerto y que habíamos vuelto de su funeral.

Esto le causaba un shock tremendo.

¿Por qué nadie se lo había dicho?
¿Por qué nadie le había llevado al funeral?
¿Por qué no había ido a verla al hospital?

No se acordaba de nada de ello.

Después de un tiempo me di cuenta que no debía seguir contándole que su mujer había muerto. Él no lo recordaba y, el revivir su muerte contínuamente, nos estaba matando a ambos.

Así que decidí contarle que se había tenido que ir a Paris a cuidar de su hermano que estaba enfermo.

Y allí es donde está ahora.

Este sitio es un diario. Un archivo continuo de mi padre y de nuestra relación. Por los días que nos queden juntos.

Vuelvo a encontrarme una bofetada de realidad como ya pasó con aquellos últimos días con SIDA que vi hace tiempo. Y vuelvo a sentirme como un invasor. Un voyeur que se mete en la vida de los demás para ver sus miserias… No sé, es un sentimiento muy extraño. Realmente me sorprende que la gente enseñe sus vidas al resto del mundo… Es extraño y… conmovedor.


8 respuestas a “Días con mi padre por Phillip Toledano”

  1. Es terrible lo del cabrón Alemán ese que te esconde las cosas.

    Lo viví con mi abuelo, claro que antes se llamaba demencia senil. Un día perdió el equilibrio y cayó por una ventana mientras tendía. Murió.

    Semanas después descubrimos una nota donde decía que no había sido un accidente. Que no quería ser una carga y que a veces no nos reconocía. Que a veces veía a gente en casa a la que quería mucho pero no recordaba sus nombres y que pronto no se acordaría ni siquiera de eso, que no quería ser una carga y que lo había hecho así para que mi abuela cobrara el seguro.

  2. Hablar de tu vida es mucho más fácil de lo que parece, sobre todo en Internet. Cuando empezó la fiebre de blogs tuve un espacio que se llamaba ‘Mi código de luz’, en el que contaba lo que me pasaba y lo que pensaba, casi constantemente. Y me daba igual quién lo leyese, lo importante era que alguien lo hiciese. Es tranquilizador…

    Lo malo es que después de un tiempo sin postear, la política del servicio de blogs decidió borrar todo el contenido sin avisar… Y tres años de entradas diarias se fueron a tomar por…

    Y por otra parte, mi abuela también paso un gran tiempo con demencia senil, no recordaba ni el nombre de su hijo. Lo más curioso es que de mí si se acordaba cuando me veía y eso que yo era el único nieto que no llevaba su sangre (somos cuatro hermanos de misma madre, pero yo que soy el mayor soy de otro padre). Son enfermedades complejas que trastornan muchas vidas a la vez, eso es lo complicado.

  3. 3 años de diario borrados… eso sí que es una putada. No sé, a mi siempre me sorprende este tipo de cosas, será que soy un poco más reservado. Pero que conste que me parece bien. Sobre todo porque me encuentro con cosas muy interesantes.

    Por cierto, siento lo de tu abuela. La mía también estuvo una temporada con demencia senil pero no le duró demasiado porque se apagó antes de que fuera a más. Suerte que tuvo.

  4. Maravilloso, duro, y, sobre todo, necesario.
    Gracias por descubrínoslo (faltaría un link a la web de Toledano, creo).
    Te linkeo en un par de días.
    Besos, Puri

  5. Sabes que tengo a mi viejo lejos de aqui, y es a veces dificil decir lo que sientes, lo que pueda pasar y yo no podré estar allí…Como se lo diré a mi madre que está conmigo…bufff!!! profundo rojo…profundo